Todo empieza un mes antes de la fiesta. Nuevos mercadillos se instalan aquí y allá.
Puestitos de “friperie” (ropa usada de Europa), de zapatos “made in China”, loza elegante para recibir a los invitados, manteles, bolsos, telas, complementos, etc. La apariencia lo es todo. Incluso los/as costureros/as del país trabajan sin descanso porque, en Tabaski, la tradición senegalesa dicta que tod@s l@s niñ@s y jóvenes deben estrenar vestimenta y zapatos.
Sabes que la fiesta del cordero se acerca cuando empiezas a ver, literalmente, corderos en todas partes: bajo carpas en las carreteras principales de los pueblos y ciudades custodiados por sus ganaderos (generalmente de la etnia Peul) o encima de las guaguas o coches compartidos los que ya fueron comprados y se dirigen a las casas de las familias afortunadas que han podido adquirir uno.
Cuando llega el día, todas las familias se reúnen en la casa familiar, es decir, todos los hijos y sus respectivas nueras y niet@s pasarán el día en casa del
padre/suegro/abuelo. Y, por tanto, todas las hijas lo pasarán con su marido e hij@s en casa de los suegros.
A las 9 am se dirigen todos los hombres, jóvenes, niños y algunas señoras mayores (las niñas, jóvenes y mujeres, al parecer, no pueden ir) a la mezquita para rezar. Una vez terminan, se dirigen a sus casas para llevar a cabo el sacrificio del cordero. Cada hombre de familia sacrificará uno, cumpliendo con lo estipulado en el Corán. A partir de ese momento, empieza el ambiente en las casas. Pasarán todo el día cortando las diferentes partes del animal, limpiándolas, compartiéndolas con vecinos menos afortunados y guardándolas en pequeñas bolsas de plástico para congelarlas y seguir disfrutando del manjar en los meses venideros. Yo aproveché para darles una clase básica de anatomía a mis hijas, pues pudimos ver TO-DI-TO. Ellas observaban todo
con cara sorprendida, pero, a la vez, un poco asqueada. Aún no se me olvida el olor que se iba generando a medida que pasaba el tiempo y crecía el calor.
Mientras los hombres despiezan, las mujeres, en grupo, se organizan para ir encendiendo el carbón, poniendo los enormes calderos al fuego, cortando las cebollas, las papas y los trozos de cordero que van llegando de aquí y de allá.
Los niños pequeñitos juguetean, como siempre, en medio de todo el caos. Aunque no lo parezca, siempre hay alguien pendiente de ellos. Los chicos jóvenes se pelean por tomar el relevo de los hombres y coger el cuchillo o el machete para terminar de rematar la faena. Las chicas jóvenes bailan y se graban en tik-tok entre recado y recado que les va siendo otorgado por alguna de las mujeres. Estas últimas, quizás motivadas por la más jóvenes, también se gozan algún que otro bailoteo entre tarea y tarea.
Una vez lista la comida, tod@s se unen para comer cordero con salsa de cebollas, papas fritas y pan. Agotados, ellos se retiran a la sombra para tomar el té y echar una cabezadita. Ellas, también agotadas, pero aún con energía y la sonrisa puesta, recogen los boles, los limpian y siguen cortando los pedazos grandes de carnes que fueron inicialmente por los hombres.
Por la tardecita, ya l@s más pequeños piden a sus madres vestirse con sus nuevos atuendos para salir con sus amig@s a la calle a pedir el “endewel” (una pequeña cantidad de dinero, casi siempre monedas) de casa en casa.
Este es uno de los días más importante para las personas musulmanas. Sophie y Diara lo han vivido por primera vez en el pueblo de papá, en la casa familiar, y ha sido, como mínimo, muy peculiar. Han aprendido mucho, han entendido el porqué de esta tradición, han palpado la emoción de l@s senegales@s en un día tan simbólico y se han acercado, un poquito más, a su segunda cultura. Papá ha sido muy feliz viendo que este año hemos celebrado todos juntos esta fiesta. Yo me lo pasé mejor de lo que pensaba, gracias a la gente, aunque me guardo varias reflexiones de “toubab” (blanca occidental). En realidad, para mí, fue como una pequeña lección de antropología. Quizás algún día escriba sobre estas reflexiones... Hasta entonces, espero que les haya gustado este pequeño relato y les haya dado ganas de venir a vivir con nosotros esta fiesta próximamente.